Esta dialéctica del criterio y su transgresión hace difícil su catalogación pese a que esta dificultad sea precisamente aquello que le define. El no seguir una senda fija, reconstruible, o identificable por el espectador hace que éste quede en evidencia a la hora de buscar un sentido, una idea clara o permanente de algo que identifique su visión con su concepto de Antonio Asensio.
Puro juego. Sin embargo, no es diletante. No cae en la vaciedad del sinsentido puesto que la transgresión de su criterio y el dar alas en ocasiones a la mera inercia creativa sin una finalidad propia consiguen ligar el arte de mensaje con el arte mudo (pero no muerto). El fin estético perseguido difiere de lo bello precisamente porque lo social no es sino culmen de la incompletud, oda a lo imperfecto, al fallo, al error, a la mancha. La apariencia poco profesional, poco trabajada, y los acabados toscos de la obra de Antonio Asensio son su firma sin llegar a ser su imagen puesto que su obra no es sino reflejo de cuanto le rodea, pura imperfección.
No por ello se apropia de lo hecho-a medias sino que lo utiliza. El arte como producto de consumo es una temática evidente en sus obras. Ya sea con un mensaje más o menos underground el arte en general acaba siendo un producto fungible, coleccionable. Mito. La dialéctica hegeliana define bien este proceso; el ser humano hace lo contrario a lo establecido hasta que esto mismo acaba siendo el establisment, volviendo entonces a la posición inicial, y vuelta a empezar.
Jugar con este movimiento que el ser humano realiza de manera indefectible es un principio que en las obras de Antonio Asensio se evidencia como estímulo espontáneo. Tomar a placer este movimiento que de manera clara encierra un criterio y jugar con contribuir al mismo en ocasiones y no hacerlo en otras, da como resultado un juego constante de duda acerca de la necesidad y el encaje del arte, como producto, en una sociedad como la actual. En la actualidad Antonio Asensio sigue tres líneas de investigación artística agrupadas bajo las firmas de Sensi, Roem y Ahcor.
- La pintura de Sensi tiene conciencia de si misma. La mancha, el color, las formas, las líneas, el contraste, la textura y la intensidad preponderan sobre la teoría de la representación. Su estilo se caracteriza por usar técnicas y herramientas del siglo XXI con tintes estéticos propios del grafiti influenciado claramente por los grandes maestros de las vanguardias pictóricas de finales del XIX y el XX. Su proceso creativo toma como fundamento la liberación, la expresión y el disfrute dando como resultado composición libres de juicios pensadas para el goce estético.
- Ahcor es impulsivo, desenfadado. No piensa, crea. Más cerca del Art Brut que del Pop Art. En ocasiones encontraremos en su obra reflexiones sobre la situación actual del arte y en otra mostrará nuestros personajes pop favoritos recontextualizados en su propio Universo. Con una apariencia tosca e inacaba, casi naif si se prefiere, su Art Brut nace de la necesidad de expresar aquellas ideas alocadas que requieren ser plasmadas con rapidez ya que, de lo contrario, no serían llevadas a cabo.
- Por su lado, Roem es reflexivo y combina a la perfección la estética y la iconografía Pop Art con la intención, el compromiso y el mensaje propio a los artistas urbanos. Con una conciencia social y reivindicativa, utiliza una paleta de color saturada, muy delimitada por el dibujo y aplicada de forma clara y concisa. Apenas encontraremos difuminos, trazos, pinceladas o gestos pictóricos en la producción de Roem.